Miércoles, 10 de septiembre de 2025
El sector energético español se encuentra en un momento de transformación sin precedentes. La necesidad de descarbonizar la economía, la volatilidad de los precios de la energía y la creciente demanda de soluciones más eficientes y sostenibles han abierto la puerta a nuevos actores. Entre ellos, las startups emergen como verdaderos motores de cambio, impulsando la innovación y redefiniendo el futuro de la energía en España.
Aunque este término se ha popularizado en los últimos años, a menudo se confunde con cualquier pequeña empresa. Sin embargo, una startup es mucho más que eso. Se define como una empresa de nueva creación, con un alto componente tecnológico, que busca un modelo de negocio escalable. Sus características principales incluyen:
Proponen soluciones disruptivas a problemas existentes o crean nuevos mercados.
Suelen basar su negocio en el desarrollo o aplicación de nuevas tecnologías.
Tienen el potencial de crecer rápidamente y alcanzar un gran número de clientes o usuarios sin un gran aumento de costes.
A menudo requieren inversión de capital riesgo o business angels para financiar su crecimiento.
Son capaces de adaptarse rápidamente a los cambios del mercado.
A diferencia de una pequeña empresa tradicional, que opera con un modelo de negocio ya establecido y busca un crecimiento lineal, una startup persigue un crecimiento exponencial, asumiendo riesgos calculados en la búsqueda de un modelo de negocio validado y fácilmente escalable.
El sector energético, tradicionalmente dominado por grandes empresas multinacionales, se enfrenta a desafíos complejos que requieren soluciones ágiles y disruptivas, y es aquí donde las startups demuestran su gran potencial al aportar soluciones innovadoras que van desde nuevas formas de generar energía hasta sistemas inteligentes de gestión, actuando como incubadoras de ideas frescas capaces de transformar la cadena de valor energética. Su agilidad y flexibilidad les permiten experimentar, fallar rápido y aprender, adaptándose a los cambios tecnológicos con una velocidad inigualable por las grandes corporaciones. Además, son actores clave en el impulso a la transición energética, desarrollando tecnologías que facilitan la integración de renovables, mejoran la eficiencia y promueven la electrificación, siendo esenciales para que España alcance sus ambiciosos objetivos de generación eléctrica renovable del 74% en 2030 y el 100% en 2050, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. Finalmente, contribuyen significativamente a la creación de empleo de alto valor, generando puestos de trabajo especializados en I+D, ingeniería y nuevas tecnologías, lo que impulsa el desarrollo económico y tecnológico del país.
España es un caldo de cultivo para la innovación energética, con varias startups que están marcando la diferencia en diferentes ámbitos:
El almacenamiento es clave para la estabilidad de la red con alta penetración renovable, y diferentes startups están ya trabajando en baterías de estado sólido, que prometen mayor densidad energética y seguridad.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, el sector residencial representa el 18% del consumo de energía final en España, lo que subraya el potencial de ahorro a través de la eficiencia. Actualmente existen startups que proponen plataformas de software para la gestión energética de edificios y empresas, permitiendo un ahorro significativo.
Más allá de la solar y eólica, hay startups explorando la energía mareomotriz, geotérmica avanzada o incluso la biomasa de nueva generación.
La IA es una herramienta poderosa para la gestión energética. Por ejemplo, puede servir para optimizar la gestión de la demanda energética en el mercado eléctrico, permitiendo a los consumidores participar activamente y reducir sus costes. También hay startups investigando la automatización del diseño y la ingeniería de plantas solares fotovoltaicas a gran escala, reduciendo tiempos y costes, lo que acelera la implementación de renovables.
Como habrás visto, las startups no son solo un complemento, sino una pieza fundamental en la evolución del sector energético. Su capacidad para innovar, adaptarse y escalar soluciones disruptivas las posiciona como la próxima generación de líderes que impulsarán la transición hacia un modelo energético más sostenible, eficiente y digital.
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