Jueves, 31 de julio de 2025
Podemos definir la biotecnología como la aplicación de la tecnología a sistemas biológicos y organismos vivos para la creación o modificación de productos o procesos para diferentes usos. Es una disciplina que fusiona la biología, la química, la ingeniería y la informática, abriendo un abanico de posibilidades para resolver algunos de los desafíos a los que nos enfrentamos en la actualidad.
Aunque la relación entre la biotecnología y el sector de la energía no te parezca tan evidente, es profunda y cada vez más importante, ya que esta ciencia ofrece herramientas que pueden transformar la manera en que producimos, almacenamos y consumimos energía. Desde la optimización de la producción de biomasa hasta la creación de combustibles sostenibles, la biotecnología se presenta como un pilar fundamental para lograr un mix energético más eficiente. La innovación en este campo no solo busca reducir nuestra huella de carbono, sino también generar nuevas fuentes de energía renovable y más accesibles.
Variadas y en constante evolución. Así son las aplicaciones de la biotecnología en el sector energético:
Representan una de las aplicaciones más conocidas de la biotecnología y son producidos a partir de materia orgánica, de primera o de segunda generación dependiendo de su origen, mediante diferentes procesos. Entre los biocombustibles existen diferentes tipos como el etanol, el biodiésel o distintos tipos de biogás, como el biometano. Entre sus ventajas encontramos la reducción de emisiones netas de gases de efecto invernadero y la menor dependencia de los combustibles fósiles, Los biocombustibles de segunda generación, por ejemplo, pueden reducir hasta en un 90% las emisiones de CO2 en comparación a los combustibles fósiles tradicionales en todo su clico de vida.
Es la energía obtenida de la biomasa, mediante combustión o a través de su conversión en biocombustibles o biogás. En este caso, la biotecnología es clave para optimizar procesos de conversión y mejora de la eficiencia de la biomasa como fuente energética. La bioenergía es una fuente de energía renovable y, gestionada de forma sostenible, tiene un balance de carbono neutro.
¿Puede la tecnología contribuir a reducir los niveles de contaminación por emisión de gases? ¡Sí! Y es que la biorremediación, utiliza microorganismos para degradar o transformar los elementos contaminantes ambientales en sustancias m. Una solución que también puede ser utilizada para tratar aguas residuales.
Gracias a su alta densidad energética y a que, más allá de la infraestructura, para su producción solo necesitamos agua y electricidad procedente de fuentes renovables, el hidrógeno verde es considerado el combustible del futuro. Por otro lado, métodos biotecnológicos como la fermentación de biomasa o la acción de algas y bacterias fotosintéticas son una alternativa más sostenible a la producción de hidrógeno a partir de gas natural.
¿Te imaginas a microorganismos capaces de producir combustibles directamente de la luz solar o del CO2? Dentro de unos años, quizás sea posible, ya que el futuro de la energía va de la mano de la biotecnología. Se espera que la investigación continúe avanzando en el desarrollo de nuevas enzimas para procesos de conversión de energía más eficientes o en sistemas de almacenamiento de energía biológicos, por ejemplo.
Según la Agencia Internacional de la Energía, la bioenergía representó el 10% del suministro total de energía renovable en 2023 y se espera que su contribución siga creciendo, especialmente en el sector de la energía y del transporte.
En definitiva, la biotecnología es una aliada estratégica en la búsqueda de un futuro energético más sostenible y eficiente para nuestro planeta.
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