Jueves, 7 de septiembre de 2023
Despega, vuela y aterriza de forma autónoma y puede estar 90 días en el aire sin emitir ni un gramo de CO2. El avión Skydweller Aero, de la start-up homónima –que cuenta con un equipo que se divide entre España y Estados Unidos–, funciona con energía solar y puede ser, así, un nuevo paso hacia la descarbonización del sector de la aviación, junto al desarrollo e implantación de los biocombustibles. Hablamos con Cristina Rodríguez Levia, directora de Ingeniería de la compañía.
Antes de entrar en el proyecto del avión solar de Skydweller Aero, quería hacerle una pregunta de contexto. La aviación supone entre un 2% y un 3% de las emisiones globales de CO2. Sin embargo, está haciendo grandes esfuerzos por descarbonizarse para llegar a las cero emisiones en 2050. ¿Cómo ve esta transformación?
La transformación hacia la descarbonización en el sector de la aviación es un paso muy importante y necesario para abordar el problema del cambio climático. Es alentador ver que se están realizando grandes esfuerzos para descarbonizar la aviación y alcanzar las cero emisiones netas para 2050.
¿Qué medidas se están tomando en este sentido?
Existen varias estrategias en marcha para lograr esta meta. Una de ellas es la mejora de la eficiencia energética de las aeronaves, mediante la incorporación de motores más eficientes y aerodinámica mejorada. También se están imponiendo los biocombustibles sostenibles como una de las medidas más a corto plazo para su descarbonización, además de acciones para reducir las emisiones en tierra, como la optimización del espacio aéreo, la mejora de los procedimientos de despegue y aterrizaje, y la promoción de infraestructuras aeroportuarias más sostenibles.
Si bien es un desafío significativo, la transformación hacia una aviación descarbonizada es esencial para avanzar hacia la sostenibilidad. Requiere una colaboración estrecha entre la industria, los Gobiernos, la investigación y los organismos reguladores. Por eso una de las motivaciones de todo el equipo es el carácter verde, 100% sostenible y de cero emisiones de Skydweller.
Hace tan solo unos años, la idea de un avión impulsado por energía solar sonaba a ciencia ficción. Sin embargo, la nave de Skydweller Aero ha convertido el ideal en realidad. ¿Cómo se aventuraron en este proyecto? ¿Cuál fue el origen de la idea, qué la inspiró? En definitiva: ¿qué historia hay detrás?
Skydweller retomó el legado de Solar Impulse, una plataforma suiza probada con más de una década de investigación, desarrollo y operaciones exitosas de pruebas de vuelo. Estamos brindando una nueva vida a esta aeronave, convirtiéndola en no tripulada, transformándola en la realidad que es Skydweller. Montamos un equipo de alto nivel entre España y Estados Unidos, con mucha experiencia en el sector, y buscamos fondos e inversores. De ahí, llegó el apoyo de los departamentos de Defensa de Estados Unidos, Francia, Luxemburgo y, claro, España. Y también la participación directa del gigante de la aeronáutica Leonardo.
El tamaño del Skydweller es menor que el de un avión comercial pero, ¿puede este ser el punto de partida para ir aplicando su tecnología a naves más grandes? O dicho de otro modo: ¿cree que la energía solar puede formar parte del futuro de la aviación?
El tamaño de nuestra aeronave es idéntico en su envergadura al de un 747 de Boeing. En términos de energía solar, el tamaño es importante para obtener una superficie de paneles capaz de proporcionar la energía solar necesaria para cerrar el ciclo de 24 horas volando. No obstante, este avión pesa el equivalente de un todoterreno, muy peculiar y disruptivo. Siempre creo en la capacidad del ingenio y muchas innovaciones nacen cuando se piensa que es imposible. Con nuestro proyecto, abrimos una vía y algún día quizás se podrá convertir en algo que tenga que ver más con la aviación comercial.
El avión incorpora más de 250 metros cuadrados de células fotovoltaicas que le permiten volar durante 90 días sin generar emisiones. ¿Cuáles han sido los retos técnicos en cuanto a adaptabilidad, resistencia, peso, etcétera?
Son 290 metros cuadrados exactamente, y unas 17.300 células fotovoltaicas. El mayor reto técnico es el peso y la forma. Si usáramos paneles finos como los que se usan para las acampadas, por ejemplo, para nuestro avión, estos pesarían una tonelada. En Skydweller solo pesan 190 kilos. Y, aún así, pensamos que lo podemos mejorar.
Hay otra característica igual o más sorprendente del Skydweller: funciona de forma autónoma. ¿A qué retos se han enfrentado a la hora de aplicar esta tecnología en un avión? ¿Cuáles son los estándares de seguridad respecto a un avión tripulado?
El reto principal es la seguridad, que se traduce en redundancia de los sistemas y en el entendimiento de todos los modos de fallo posibles. Desde el principio hemos enfocado el desarrollo del sistema de vuelo a tener estándares de seguridad iguales o superiores a los de un avión tripulado. Esta es la única manera en la que podemos conseguir autorización para sobrevolar áreas habitadas, y es donde tradicionalmente los desarrolladores experimentales de sistemas parecidos al nuestro han fracasado en el pasado.
El software de pilotaje autónomo, ¿tiene también en cuenta factores como eficiencia, sostenibilidad, etcétera?
Absolutamente. El vuelo de nuestro avión requiere de un alto nivel de control de la eficiencia global. Es decir, no solo los sistemas de a bordo tienen que ser altamente eficientes, sino que también cualquier tipo de maniobra debe evitar el malgasto de energía para poder tener la suficiente para volar durante toda la noche, ya que por la noche los paneles solares no nos permiten cargar las baterías.
Es directora de Ingeniería en un proyecto sostenible, ¿qué motivación le aporta participar en un avance que contribuirá al objetivo de descarbonización del sector del transporte aéreo? A nivel personal, ¿ cuál es su visión respecto al proceso de transformación energética global en el que estamos inmersos?
Mi motivación principal radica en la innovación y en el impacto positivo que podemos generar en el medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático: participar en un avance que tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones en la aviación me llena de orgullo.
El clima es un desafío global que nos afecta a todos y, como profesional en el campo de la ingeniería, entiendo la importancia de abordarla de manera urgente y decidida. Personalmente, me preocupa el impacto que el cambio climático está teniendo en el planeta. Sin embargo, también lo veo como una oportunidad para impulsar una transformación global hacia un modelo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Creo firmemente que, a través de la innovación y la colaboración, podemos superar los desafíos planteados y construir un futuro más sostenible. Estoy comprometida a hacer mi parte como directora de Ingeniería en un proyecto sostenible, y espero poder contribuir de manera significativa a la descarbonización del sector del transporte aéreo y al proceso de transformación global en el que estamos inmersos.
Puesto que es un avión basado fundamentalmente en tecnología fotovoltaica, ¿cuál es su opinión sobre la capacidad de la energía solar de cara al futuro? ¿Piensa que jugará un papel clave en la transición a la descarbonización, tanto en el resto de los sectores, como en el consumo energético de la ciudadanía?
En mi opinión, la energía solar tiene un enorme potencial y desempeñará un papel clave en la transición hacia la descarbonización en diferentes sectores.. Es una fuente renovable y ampliamente disponible en España que no produce emisiones durante su operación. Aunque hay desafíos técnicos por superar, creo firmemente en el papel fundamental que jugará.
¿Te ha parecido interesante?