Martes, 29 de noviembre de 2022
El consumo masivo y los grandes volúmenes de producción de muebles, lo que se conoce como fast furniture, tiene graves repercusiones en el planeta. Según un informe de la Oficina Europea del Medioambiente, cada año los consumidores y empresas europeas desechan alrededor de 10 millones de toneladas de muebles, y la mayor parte de estos acaban en el vertedero o se incineran.
Sin embargo, la perspectiva es positiva: seis de cada diez personas tienen en cuenta el impacto medioambiental de los productos en su decisión de compra, según un informe de Wallapop. Hoy en día, estamos acostumbrados a hablar de cosmética o moda sostenible, pero el diseño ético y la conciencia ambiental también han conquistado la decoración de nuestros hogares. La necesidad de promover un consumo más responsable de objetos decorativos es lo que mueve a lo que se denomina slow furniture, un concepto que persigue una fabricación más consciente, siguiendo los paradigmas del ecodiseño para alargar la vida útil de nuestro mobiliario, además de facilitar su reciclaje.
Muebles hechos con PET reciclado, algas o palets
En este contexto, hay compañías que apuestan por modelos de fabricación respetuosa con el medioambiente, utilizando materiales reciclados para la elaboración de los productos, optando por técnicas de producción más eficientes, reduciendo el consumo de energía y minimizando la emisión de gases de efecto invernadero. Existen, por ejemplo, certificaciones que garantizan y fomentan la sostenibilidad de las explotaciones forestales, con el objetivo de mantener su biodiversidad y garantizar los recursos naturales para el futuro. Entre las más destacadas se encuentran la del Consejo de la Administración Forestal (FSC) y el Sistema Paneuropeo de Certificación Forestal (PEFC), que establecen una serie de criterios sociales, medioambientales y económicos que se deben cumplir para la correcta gestión de un bosque. En el ámbito de la producción, las empresas pueden recurrir a materiales ecológicos alternativos, naturales y resistentes para la producción de sus muebles, como la madera de bambú o el ratán, y barnices ecológicos respetuosos con el planeta.
Un ejemplo de ello es Hannun, la primera empresa española B Corp del sector del mueble en Europa; esto significa que cuentan con la certificación de neutralidad de carbono. Así, la firma catalana trabaja bajo demanda para reducir la producción de residuos; da prioridad al uso de maderas recuperadas o certificadas, un recurso que no solo requiere de poca energía para su producción, sino que implica una menor emisión de gases y retiene C02 durante todo su ciclo de vida; y no utilizan tejidos de procedencia animal, optan por barnices naturales con base de aceite, pigmentos minerales o agua, y apuestan por la economía de proximidad. Asimismo, el interior de sus paquetes no contiene plástico y cuentan con una colección que reutiliza piezas de plástico posindustrial —generados durante el proceso de producción— para evitar que sea arrojado al mar.
Pero también hay compañías más centradas en buscar nuevos materiales. Es el caso de Andrew World, que recientemente, han incorporado a su modelo de producción el uso de plásticos 100% reciclados, polímeros de origen natural y un tejido obtenido a partir de hilo fabricado con plástico procedente de botellas PET y residuos textiles. COCO-MAT, por su parte, fabrica productos de descanso con materias que se reponen de forma natural, como el alga marina, el algodón o la lana; y tienen un sistema de reciclaje que alcanza el 96%.
Otro material que podemos aprovechar para dar un toque diferente a la decoración es el cartón. Desde el estudio de diseño y arquitectura CartonLab, fabrican productos efímeros, ad hoc, atractivos, reciclables y sostenibles principalmente para exposiciones y eventos. Y Paletos se dedica a reutilizar palets —y cualquier otro material que puedan encontrar— para crear ‘muebles con currículum’.
En el ámbito de la jardinería, Citysens presenta una alternativa sostenible de jardines verticales de autorriego. Además de que los materiales utilizados son 100% reciclados y reciclables, colaboran con la Fundación Santa Teresa para incorporar a su equipo a personas con capacidades diferentes.
La segunda vida de los muebles
La conciencia social del impacto medioambiental que tiene la creación de nuevos productos ha derivado en un crecimiento del mercado de segunda mano, sobre todo tras la pandemia. Los hábitos de consumo han cambiado, y en el sector de la decoración, los compradores optan por dar una nueva vida al mobiliario tanto para ahorrar recursos como para reducir los residuos. Las cifras hablan por sí solas: los muebles y productos relacionados con el descanso equivalen a un 12% de los productos que los españoles compraron de segunda mano en 2021. De hecho, según un estudio de Milanuncios, la categoría de Hogar y Jardín es uno de los sectores más populares y que más reduce la emisión de gases de efecto invernadero y de materias primas como el plástico, acero o aluminio. “Por cada silla, sofá y sillón que se vende en el mercado de segunda mano se ahorran 365 kg de CO₂, 19 kg de plástico y 8 kg de acero”, señala el informe.
Son muchas las compañías que se suman al carro del mercado de segunda mano. Ikea incorporó en 2016 una estrategia que, bajo el lema #SalvemosLosMuebles, buscaba fomentar el consumo responsable, reducir la huella climática y dar una nueva vida a sus productos. La compañía presentó los Circular Hub, tiendas dedicadas a la venta de muebles usados, productos dañados o descatalogados a precios asequibles; y ahora dispone de un programa de compraventa directa de muebles a través de una plataforma. Según datos de la compañía, en 2021 compraron cerca de 30.000 productos de segunda mano a los clientes para encontrarles un nuevo hogar.
Si, por otro lado, no estamos interesados en la compraventa de mobiliario, muchas ciudades cuentan con servicios de recogida de muebles en las calles. De hecho, en España ya está en marcha una política para la prevención de residuos. La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular pretende elevar la cifra de reciclaje de un 42% al 65 % para 2035, de los cuales un 15% estará destinado a la reutilización (textiles, muebles, aparatos electrónicos, entre otros). Será labor de cada Ayuntamiento el establecer modelos de recogida lo más eficientes posibles para facilitar el proceso antes de 2025.
Sin duda, las alternativas para practicar una decoración responsable se adaptan a todos los estilos. Tanto si se busca un armario nuevo, como si queremos darle una segunda vida a una estantería, la conciencia del impacto que esa acción tiene sobre nuestro planeta es un criterio que debemos tener siempre en mente en nuestras decisiones de compra. Al fin y al cabo, estamos cuidando y decorando el hogar de todos.¿Te ha parecido interesante?