Martes, 24 de octubre de 2023
Toda esta actividad digital demanda, aunque no seamos conscientes, un gasto de energía muy importante. En 2018, el sector de las Tecnologías de la Información y Comunicación fue responsable de entre el 6 y el 10% del gasto de energía eléctrica, según un estudio de la Universidad McMaster de Canadá, que prevé un crecimiento de hasta el 20% para el año 2030. Si internet fuera un país sería el sexto con mayor gasto energético y el primero en población, ya que a finales del año pasado 5.000 millones de personas tenían acceso a la red y realizaron un consumo de 97 zettabytes de datos, atendiendo a las cifras que maneja Statista. Un crecimiento que duplica el número de cibernautas respecto a 2014, cuando tan solo 2.400 millones de personas podían conectarse.
Actualmente se estima que existen 7.000 millones de teléfonos móviles. Fernando Clavero, profesor de Comunicación la Universidad Rey Juan Carlos, advierte que alrededor del “80% del consumo de energía de los smartphones se realiza en la fase de producción, donde se habrían utilizado más de 968 teravatios-hora para ponerlos en el mercado”, similar al consumo energético de India en un año.
Ya sea un móvil, una tablet o un ordenador portátil, cualquier dispositivo genera un impacto medioambiental invisible desde el momento de la conexión hasta el del fin de su vida útil. La realidad de la nube, aunque parezca un concepto etéreo, es mucho más palpable. Se trata de un conjunto de servidores conectados entre sí que funcionan 24 horas al día para guardar y procesar millones de datos, para lo cual necesita consumir alrededor del 1% de la energía todo el planeta, de acuerdo a un informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Por ejemplo, el mayor centro de datos de Madrid, Interxion, con más de 6.000 metros cuadrados de superficie, consume alrededor de 7 gigavatios de electricidad al año, el mismo que una ciudad de 200.000 habitantes, si tenemos en cuenta los datos de Portaltic.
Impacto de la actividad digital
Cada minuto se envían en todo el mundo 231,4 millones de emails, los usuarios suben 16 millones horas de contenido a YouTube y Amazon mueve un total de 443.000 dólares en transacciones comerciales. Estos son algunos de los principales datos del informe Data Never Sleeps 10.0, que cada año elabora la empresa Domo.
Si comparamos el último estudio de 2022 respecto al primero de 2013, los resultados apuntan a una tendencia de crecimiento muy considerable en apenas una década, por ejemplo, cada minuto, las búsquedas en Google pasaron de 2 a 5,9 millones; las fotos compartidas en Instagram ascendieron de 3.600 a 66.000 y los post en X -los antiguos tweets- publicados por minuto crecieron de 100.000 a 347.000 en solo nueve años.
Y toda esta actividad no es imperceptible, sino que deja una huella ambiental. De acuerdo con la Agencia Francesa de Medioambiente, un correo electrónico de 1 MB genera hasta 19 gramos de CO2; The Guardian añade que cada búsqueda en internet libera al medio ambiente 0,2 gramos de CO2 y cada hora de visualización de un vídeo en streaming origina 55 gramos, el equivalente a conducir un coche dos kilómetros.
Expertos en tecnología avisan de que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) producen el 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Comparativamente, contamina más que el sector naviero (3%) o el de la aviación (2,1%). Por su parte, el uso de WhatsApp, de las redes sociales y, sobre todo, el almacenamiento de datos en la nube, generan un consumo de 416, 2 Twh, según revela Website Carbon.
Pasos para reducir la huella digital
Desde la industria tecnológica se trabaja en los últimos tiempos en la búsqueda de soluciones para hacer más sostenible internet, utilizando fuentes de energía renovables para sostener a la red. Desde el punto de vista del usuario, existen muchas recomendaciones sencillas para disminuir la huella ecológica digital:
A estos consejos se pueden sumar otras como utilizar el mínimo número de GIF cuando hablamos por WhatsApp, cancelar la suscripción a las newsletters que no se lean o apagar el ordenador cuando no se vaya a utilizar en un tiempo prolongado. Todas ellas contribuyen a hacer más eficiente tu día a día en internet y a reducir la huella digital.
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