Martes, 14 de junio de 2022
Es un elemento incoloro, inodoro e insípido. El más abundante del universo —puede considerarse ilimitado— y el más ligero. Hablamos del hidrógeno, una materia prima que se emplea en diferentes industrias y que, aunque en los últimos años ha sido presentado como la panacea ecológica, es en el contexto actual cuando se empieza a asentar como una alternativa real para alcanzar los objetivos de descarbonización marcados por la Unión Europea.
No todo tipo de hidrógeno es igual; puede ser gris, azul o verde. Pero no hablamos de manera literal (recordemos que es incoloro), nos referimos al nombre que recibe en función de su origen. El gris y el azul proceden de combustibles fósiles, que generan CO2 —en el caso del segundo, las emisiones resultantes se capturan posteriormente, se almacenan y no se liberan a la atmósfera—, mientras que el hidrógeno verde no las genera, ni durante su combustión ni durante el proceso de producción. “Hay varios caminos para la obtención del hidrógeno verde. El más común es utilizar el agua y emplear el proceso de electrólisis, separando moléculas de oxígeno e hidrógeno mediante corrientes eléctricas de origen renovable”, explica Antonio González, vicepresidente de la Asociación Española del Hidrógeno.
Pero ¿qué ventajas ofrece frente a otras fuentes de energía, como la solar o la eólica? ¿Es una solución viable? Para dar respuesta a estas cuestiones y con la intención de analizar todos los detalles del presente y el futuro del sector, la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2) organizó el Congreso Europeo del Hidrógeno 2022 (EHEC), un evento recogido en la Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable —elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica— que reunió en Madrid a más de 600 expertos de todo el mundo y en el que se pudieron ver los últimos avances tecnológicos, científicos y estratégicos ligados al hidrógeno.
Los participantes en el encuentro coincidieron al señalar que esta materia prima puede dar respuesta a uno de los mayores desafíos del sector energético: desarrollar sistemas para almacenar los excedentes de energía de las renovables a gran escala, reduciendo la dependencia energética europea. “Europa necesita seguridad en el suministro y reducir las emisiones de CO2, y el hidrógeno verde se encuentra entre las soluciones que ayudarán a superar este reto”, aseguró Joaquín Rodríguez Jadraque, director de Hydrogen & Clean Power en Cepsa, durante su intervención.
Además, la capacidad que tiene el hidrógeno de ser almacenado, como gas a presión o en forma de amoniaco, y otras sustancias derivadas, facilita su gestión y transporte. “Podemos transportar el hidrógeno verde empleando las mismas infraestructuras y los procesos que ya utilizamos para el gas natural, y es más barato enviar hidrógeno por ductos de hidrógeno que transportar energía eléctrica por cables de alta tensión”, comenta el director de Hydrogen & Clean Power de Cepsa.
Estas ventajas convierten al hidrógeno verde en un aliado para descarbonizar ciertos sectores de difícil electrificación, como el transporte pesado: por carretera, aéreo y marítimo, o la industria intensiva en calor como la del metal o la cerámica. “Ahora en la UE, por ejemplo, por cada gran barco que viene de cualquier parte del mundo, tenemos que pagar al menos la mitad de las emisiones de CO2 que genera durante el trayecto. Nos interesa reducir esa huella”, subraya Rodríguez Jadraque.
A pesas de todas estas bondades, el hidrógeno verde aún no tiene un elevado grado de penetración en el tejido energético debido, entre otros factores, a su coste de producción. Una barrera que, según el experto, se ha ido superando gracias a la reducción del precio de las renovables, lo que facilita el acceso a la electricidad necesaria para el proceso de electrólisis. “Es importante conseguir eficiencia en la electrolización y una producción más competitiva mediante economías de escala que incentiven la investigación y producción de elctrolizadores cada vez más eficientes en gigafactorías. En este sentido, solo los grandes proyectos (más de 1GW) que combinan varias fuentes renovables y varios usos pueden lograr un coste competitivo”, asegura.
Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2), también puso el foco en la falta de regulación, como un posible freno de cara al futuro: “Es necesario establecer un marco regulatorio estable y que los objetivos de las distintas administraciones estén alineados con los incentivos económicos que se ofrecen”.
España, a la cabeza de Europa
España en general, y Andalucía en particular, tienen el potencial para convertirse en líderes a nivel europeo en la producción y exportación de hidrógeno verde, por su “alta competitividad, la abundante generación de energías renovables y sus robustas infraestructuras energéticas y puertos clave, como el de Algeciras o Huelva. Además, somos uno de los países más estables de la Unión Europea, lo que atraería a un mayor número de inversores”, concluye Rodríguez Jadraque.
En esta línea, Cepsa se ha adherido recientemente a la AeH2 para impulsar actividades de innovación y desarrollo de tecnologías que aceleren el proceso generación de este tipo de hidrógeno. “Nuestro objetivo es transformarnos para reducir las emisiones de CO2 de alcance 1 y 2 de nuestra actividad en un 55% al final de esta década, a la vez que facilitamos la descarbonización de nuestros clientes y de la industria que nos rodea. El hidrógeno verde es la clave para lograrlo. Por ello, nos asociamos con la AeH2, con la ilusión de construir sinergias e impulsar juntos el desarrollo de las tecnologías que permitan acelerar la implantación de esta energía, de la que seremos líder en 2030”, anuncia Carlos Barrasa, director de Commercial & Clean Energies de la compañía.
¿Te ha parecido interesante?