Miércoles, 1 de octubre de 2025
En el universo de las energías renovables, los términos "energía hidráulica" y "energía hidroeléctrica" a menudo se utilizan indistintamente, generando cierta confusión. Si bien están relacionadas, no son exactamente lo mismo. Comprender sus matices es fundamental para apreciar plenamente el papel crucial que el agua juega en la transición energética. En este artículo desglosamos cada concepto, explicaremos sus diferencias, su funcionamiento, sus ventajas y los desafíos que presentan.
La energía hidráulica es un concepto amplio que se refiere a la energía que se obtiene del movimiento del agua y que aprovecha la energía cinética y potencial que posee una masa de agua en movimiento o en reposo, ya sea de ríos, embalses o saltos de agua. Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha aprovechado esta fuerza para diversas aplicaciones: mover molinos de grano, accionar martillos en herrerías, o incluso para el transporte fluvial. Es, en esencia, el principio físico que permite que el agua realice un trabajo. No implica necesariamente la generación de electricidad, sino el uso directo de la fuerza del agua.
Por otro lado, la energía hidroeléctrica es una forma específica de energía hidráulica. Se refiere exclusivamente a la generación de electricidad a partir del aprovechamiento de la energía potencial y cinética del agua. Es decir, la energía hidroeléctrica es la aplicación más moderna y extendida de la energía hidráulica, donde el movimiento del agua se utiliza para hacer girar turbinas conectadas a generadores, produciendo así electricidad. Es una de las fuentes de energía renovable más antiguas y consolidadas a gran escala.
La principal diferencia radica en su alcance y propósito:
Energía hidráulica: Es el concepto general, la fuente de energía en sí misma (el agua en movimiento). Puede usarse para cualquier fin que aproveche la fuerza del agua.
Energía hidroeléctrica: Es una aplicación particular de la energía hidráulica, específicamente para la producción de electricidad.
Para hacerte una idea, podríamos decir que la energía hidráulica es el "motor" (el agua en movimiento), mientras que la energía hidroeléctrica es el "coche" que ese motor impulsa (la central que genera electricidad). Toda energía hidroeléctrica es energía hidráulica, pero no toda energía hidráulica es energía hidroeléctrica.
El principio de funcionamiento de una central hidroeléctrica es relativamente sencillo, aunque su ingeniería es compleja. El proceso se puede resumir en los siguientes pasos:
El agua de un río se desvía o se embalsa (como en el caso de las grandes centrales) para crear una diferencia de altura y acumular un gran volumen de agua.
El agua almacenada se libera y cae por una tubería de presión debido a la gravedad.
La fuerza del agua en caída hace girar las palas de una turbina.
La turbina está conectada a un generador eléctrico. Al girar la turbina, el generador convierte la energía mecánica en energía eléctrica.
El agua utilizada se devuelve al cauce del río, aguas abajo de la central, sin que su calidad se vea alterada.
Existen diferentes tipos de centrales hidroeléctricas, como las de gran embalse, las de paso, que no requieren grandes embalses y aprovechan el caudal natural del río, y las de bombeo o reversibles, que pueden almacenar energía bombeando agua a un embalse superior cuando hay excedente de electricidad y también liberándola cuando la demanda es alta.
La energía hidroeléctrica es un pilar esencial de la matriz energética renovable debido a sus múltiples beneficios: es una fuente que no emite gases de efecto invernadero, posee una alta eficiencia de generación que supera el 90%, ofrece gran flexibilidad y capacidad de almacenamiento energético (especialmente con centrales de bombeo para integrar otras renovables intermitentes), cuenta con una prolongada vida útil de sus infraestructuras y, además, sus embalses aportan ventajas adicionales como el control de inundaciones, el suministro de agua y usos recreativos.
En España, la energía hidráulica ha sido históricamente una fuente crucial. Según datos de Red Eléctrica de España (REE), en 2023, la generación hidráulica representó el 9,5% de la producción eléctrica total en el país, con un aumento significativo respecto a años anteriores debido a la mayor cantidad de lluvias.
A pesar de sus ventajas, la energía hidroeléctrica también enfrenta algunos desafíos como el impacto ambiental de los embalses en los ecosistemas fluviales, su dependencia directa de la hidrología, que la hace vulnerable a sequías, los elevados costes iniciales y los largos periodos de construcción. No obstante, la energía hidráulica como principio y la hidroeléctrica como su aplicación para generar electricidad son fundamentales para un futuro energético más sostenible, destacando el papel crucial del agua en la transición hacia un modelo más limpio y eficiente.
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