Jueves, 17 de julio de 2025
Los estudios suelen coincidir en que algunos de los electrodomésticos que más consumen se encuentran en la cocina. Encender la vitrocerámica, el horno o el gas implica un gasto energético del que es posible escapar en verano, gracias al batch cooking frío y la cocina sin fogones. Por esta razón, en Planet Energy te traemos cinco recetas fresquitas y sostenibles que son rápidas de hacer y para las que no hace falta encender el fuego:
La primera receta es un imprescindible del verano español. El gazpacho andaluz destaca por su sencillez y frescura. Su preparación comienza por una buena selección de tomates maduros, preferiblemente de producción local y ecológica, que aportarán dulzura y color. A estos se les suman pimientos verdes, pepino, un diente de ajo, pan duro —se puede reaprovechar el del día anterior—, vinagre de vino y aceite de oliva virgen extra. Todos estos ingredientes se deben triturar en una batidora hasta conseguir una textura sedosa y homogénea. El resultado debe pasar por un colador para eliminar pieles y semillas, obteniendo un gazpacho fino.
La clave para degustarlo y sacar todos sus matices es servirlo bien frío, idealmente tras reposar unas horas en la nevera. Es habitual acompañarlo con picatostes, dados de hortalizas frescas o incluso frutas como la sandía. Este plato no requiere ningún tipo de cocción, lo que lo convierte en una opción perfecta para días muy calurosos.
La ensalada de legumbres es una opción completa y refrescante para el verano, con un alto contenido en proteínas vegetales y fibra. En este caso emplearemos lentejas, pero también se pueden utilizar garbanzos o judías. La primera clave en la preparación de este plato es contar con unas legumbres ya cocidas, bien porque se trate de una conserva ecológica o porque ya se hayan cocido previamente en grandes cantidades para hacer varias recetas, optimizando así la energía.
A las lentejas se le añaden ingredientes como zanahoria rallada, cebolleta picada, apio en rodajas finas y unas hojas de espinaca o rúcula. Para elaborar la vinagreta cítrica que da nombre y carácter al plato, se debe mezclar zumo de limón y naranja, mostaza Dijon, un poco de miel, aceite de oliva virgen extra, sal y eneldo fresco picado. Esta combinación aporta equilibrio entre acidez y dulzura, además de frescor. El resultado es una ensalada que se puede servir al momento o tras reposar, ideal para comidas frías al aire libre. Las tres “eses” que la caracterizan son sabrosa, saludable y sostenible, permite aprovechar ingredientes de temporada sin necesidad de usar calor.
Es innegable que el hummus se ha hecho un hueco en las cocinas españolas en los últimos años. Este plato tradicional de Oriente Medio nos ha conquistado por su sabor, valor nutricional y facilidad de preparación. En esta ocasión, para elaborarlo, se han de utilizar garbanzos cocidos (al igual que en la receta anterior, pueden ser de bote o cocidos en casa en grandes cantidades), tahini —pasta de sésamo—, zumo de limón fresco, un diente de ajo, sal y aceite de oliva virgen extra. Se tritura todo junto hasta conseguir una crema suave y espesa, añadiendo agua si es necesario para ajustar la textura. También se puede incorporar comino o pimentón dulce para acentuar el sabor.
Los crudités, elaborados con bastones de hortalizas frescas como zanahorias, pepino, apio, pimiento o rabanitos, que se sirven crudos y fríos, son el acompañamiento perfecto. Esta opción resulta ideal como entrante o snack saludable, sin recurrir a cocción alguna. El hummus se conserva bien refrigerado y permite otras muchas combinaciones.
Ahora vamos con un ingrediente típicamente árabe que también se ha hecho un hueco importante en nuestras cocinas: el cuscús. ¿Por qué? Es práctico y ligero y, aunque tradicionalmente se hidrata con agua caliente, también puede prepararse en frío. Para llevar a cabo esta receta veraniega, basta con cubrir el cuscús crudo con una cantidad igual de agua fría o ligeramente templada, agregar una pizca de sal y dejarlo reposar entre 45 minutos y una hora, removiendo ocasionalmente para soltar los granos. Una vez hidratado, se le incorporan verduras frescas picadas finamente: pepino, tomate, pimiento rojo, cebolla morada y perejil. Se aliña con zumo de limón, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta. De manera opcional, se puede añadir menta o hierbabuena para acentuar su frescor.
El resultado es un plato que recuerda a una tabulé mediterránea para llevar en un táper. Su elaboración sin cocción y su flexibilidad lo convierten en una de las recetas estrella de la época estival.
Pese a que el tartar suele asociarse a carne o pescado crudo finamente picado, en este caso la propuesta se basa en construir el plato a partir de tomate y aguacate, apostando así por una preparación vegetal, sencilla y elegante. Se comienza pelando los tomates (si son tipo pera, mejor para esta receta), eliminando las semillas y cortándolos en cubos pequeños. El aguacate también se corta en dados y se mezcla con unas gotas de zumo de limón para evitar su oxidación. Se aliñan ambos ingredientes por separado con aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y, si se desea, unas gotas de vinagre suave.
Para montar el tartar, se utiliza un aro de cocina igual que si se tratara de carne o pescado: primero se coloca una base de aguacate y encima una capa de tomate. Se puede decorar con cebollino, brotes tiernos germinados o semillas. Se trata de un entrante fresco, equilibrado y fácil de preparar. Una vez más, no se requiere calor, y el uso de ingredientes frescos y de proximidad refuerza su valor nutricional.
Además de estos cinco platos, existen infinidad de recetas que no conllevan un consumo energético elevado y que son apetecibles cuando el calor aprieta. Pero cuando es inevitable utilizar los electrodomésticos para calentar, hay tres trucos que ayudan a la eficiencia: aprovechar el calor residual, dejar que los alimentos se enfríen antes de guardarlos para no forzar el frigorífico y planificar las comidas semanales para optimizar recursos.
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