Martes, 20 de mayo de 2025
Aliado de los seres vivos y de su evolución, el viento ha sido siempre aprovechado por el ser humano en tareas tan diversas como moler el grano en molinos de viento, la navegación o el bombeo de agua.
Pero ¿cómo se pone en funcionamiento esta fuerza natural? La respuesta la encontramos en las diferencias de presión que existen en la atmósfera terrestre, las cuales son causadas principalmente por las diferencias de temperatura. El viento es el movimiento del aire desde zonas de alta presión hacia zonas de baja presión. Así, por ejemplo, en las montañas más altas se percibe con mayor intensidad por la altitud, la orografía y las diferencias de presión.
En las zonas donde sopla con más potencia, este empuje puede ser aprovechado como una alternativa eficiente para generar y atender la demanda de energía. De hecho, las fuentes renovables registraron un nuevo máximo histórico de generación anual en el último año, situándose la eólica en primer lugar.
La infraestructura para transformar el viento en energía eólica se divide en dos grandes tipos de parques. Por una parte, existen los eólicos terrestres instalados en tierra firme y generalmente en zonas con vientos constantes. Por la otra, se encuentran los parques eólicos marinos u offshore que se ubican en el mar, donde los vientos son más intensos y constantes. Su eficiencia es mayor, pero su construcción y mantenimiento requieren inversiones más elevadas.
Provenga de donde provenga, la energía eólica cuenta con importantes beneficios:
Panorama de la energía eólica en España, Europa y el mundo
España es una de las potencias mundiales en energía eólica con una potencia instalada de 32.104 MW el pasado año, según Red Eléctrica. Ya en el año 2023, se consolidó como la primera fuente de generación eléctrica del país, aportando más del 24% de la electricidad consumida. Comunidades como Castilla y León, Galicia y Aragón lideran la producción gracias a su favorable régimen de vientos.
Europa también representa un pilar clave en la transición energética. Alemania, Dinamarca y el Reino Unido han desarrollado ambiciosos proyectos offshore, mientras que países como Francia y Suecia están incrementando su capacidad instalada. En 2023, la Unión Europea generó más del 17% de su electricidad mediante esta fuente renovable, según datos de WindEurope.
A nivel global, China es el mayor productor de energía eólica, con una capacidad instalada superior a los 380 Gigavatios (GW), seguida por Estados Unidos. América Latina y África también han comenzado a desarrollar su potencial, con países como Brasil y Sudáfrica apostando por esta tecnología como parte de su diversificación energética.
El papel de esta fuente de energía en la descarbonización global es fundamental. Con esta tecnología se consigue producir importantes cantidades de energía minimizando el impacto ambiental. Y es que, aunque el Día Mundial del Viento se celebra cada 15 de junio, no es necesario esperar a esa fecha para recordar la importancia de este elemento natural. Mientras su desarrollo continúe en la dirección del respeto por el planeta, el viento seguirá soplando a su favor.
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