Martes, 29 de abril de 2025
Observar los paisajes que ofrecen espacios como el Parque Nacional de Doñana, el Delta del Ebro o la Albufera de Valencia es suficiente para reparar en la importancia que tienen los humedales. A pesar de que solo representan el 6% de la superficie terrestre, los humedales son el hábitat del 40% de todas las especies de plantas y animales. En ellos vive una gran variedad de aves, mamíferos, anfibios y plantas acuáticas. Esta diversidad biológica es indispensable para la salud humana, pero también para el suministro de alimentos, el transporte y diferentes actividades económicas como el turismo.
Los beneficios de estos ecosistemas son numerosos. Actúan como esponjas naturales: absorben el exceso de agua en épocas de lluvias y, así, reducen el riesgo de inundaciones en ciudades y zonas agrícolas. A su vez, filtran el agua, mejorando así su calidad antes de que llegue a ríos y acuíferos, además de que la vegetación y suelos palustres funcionan como un almacén de carbono; y, de hecho, son conocidos como sumideros de carbono porque absorben millones de toneladas de CO2 cada año.
La preservación de estos espacios ha impulsado el turismo de observación de aves y la investigación científica, generando empleo y beneficios económicos para las comunidades locales. Según un informe de las Naciones Unidas, se estima que mil millones de personas en todo el mundo dependen de los humedales para su subsistencia.
Debido a su importancia, la protección de los humedales ha ganado protagonismo a nivel global. Actualmente, 171 países han firmado un tratado mundial de protección en la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Gracias a ello, más de 2.400 humedales han sido designados como sitios de importancia internacional. Esto ha permitido la creación de programas específicos para su conservación, restauración y gestión sostenible a fin de protegerlos.
España, por ejemplo, cuenta con el Plan Estratégico de Humedales a 2030, que identifica las medidas que deben ponerse en marcha para enfrentar los factores de pérdida y degradación. Otro ejemplo es el Everglades Restoration Plan en Estados Unidos, que se centra, sobre todo, en proteger el ecosistema del sur de Florida. Asimismo, se han creado leyes de protección, como el Clean Water Act en EEUU o la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en México, reformada en 2023 para la protección de humedales, que defienden estos ecosistemas y que, por lo tanto, han permitido su regeneración y han hecho de su futuro un destino esperanzador.
Hoy no es 2 de febrero y, por lo tanto, no es el Día de los Humedales. Sin embargo, cada día es una buena oportunidad para celebrar su crecimiento, recuperación y protección. Estos ecosistemas son prueba de que la conservación es posible: apostar por una gestión sostenible del agua y apoyar la restauración de estos ecosistemas son pasos clave para garantizar su futuro. Y es que cada hectárea restaurada es una victoria para la naturaleza, la biodiversidad y el clima, pero también para nuestra calidad de vida.
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