Jueves, 19 de enero de 2023
El año llega con una bella alcuza de esperanzas e hitos. La primera, sin duda, es el fin de la guerra en Ucrania. La paz pondría término al sufrimiento y la destrucción, y llevaría, a su vez, estabilidad a los mercados energéticos. Pese a todo, el cambio resulta imparable. Si los planetas tienen conciencia, el nuestro vive bajo la reflexión de una transformación inexorable. Las finanzas sostenibles, acorde con el banco de inversión Goldman Sachs, ya tienen 67,7 billones de euros en activos bajo gestión, que incorporan estrategias de emisiones netas cero de cara a 2050, la transición energética requerirá de 52,5 billones en inversiones en tecnologías limpias para alcanzar los Acuerdos de París, la movilidad se está repensando desde cero y la captura de carbono, junto al crecimiento del hidrógeno, y la descabornización de los materiales de construcción, tienen como objetivo cambiar, aún más, esta casa de agua y tierra en el vergel que debe ser. Sin dejar atrás la inmensa importancia de la economía circular, pues sin ella esa descarbonización resulta imposible, o el desafío del acero verde. Es la visión del influente banco estadounidense.
Como arranque del año, Planet Energy ha construido su propio decálogo, consultando a expertos, asociaciones y analistas para que identifiquen las tendencias energéticas que marcarán los titulares de este 2023.
Diez hitos para un planeta que confía en la tecnología, el esfuerzo y lo mejor de la condición humana. Un orbe que recuerda la frase del escritor argentino, Jorge Luis Borges: “Le tocó, al igual que a todos los hombres, tiempos difíciles que vivir”. Estas son las tendencias de un planeta esperanzado durante este año.
1º Descarbonización. Las empresas, augura Marta Sánchez, socia responsable de Estrategia y Consultoría de la consultora EY, aumentarán las desinversiones en combustibles fósiles, gas natural y carbón para impulsar las inversiones tecnológicas responsables. Este ejercicio será el que marque un antes y un después de la reinvención en la que llevan años inmersas las compañías energéticas y su compromiso de contribuir al objetivo del Acuerdo de París de que el aumento de temperatura sea inferior a 2ºC, en comparación con los niveles preindustriales y, preferiblemente, se mantenga, incluso, por debajo de 1ºC.
En cuanto a la mirada nacional, recientemente el consejo de Ministros aprobó el PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) destinado a la descarbonización de la industria manufacturera, que movilizará 3.100 millones de euros y podría evitar la emisión de 13 millones de toneladas de CO2. La concesión de esta y otras subvenciones nacionales y europeas dominarán buena parte de la actualidad del sector en 2023.
2º El año del hidrógeno verde. Durante 2022 se han propuesto numerosos proyectos de hidrógeno, sobre todo verde. A finales de diciembre de ese año, Cepsa anunciaba la inversión de 3.000 millones de euros en el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con una capacidad de producción de 2GW (gigavatios). La iniciativa representa el 50% de la producción de este vector energético previsto por el Gobierno para toda España en 2030. La región y el país se convertirán en una potencia energética, que contribuirá a la seguridad de suministro y a la independencia europea. De hecho, es el mayor proyecto de hidrógeno verde del Viejo Continente. En 2023 se darán a conocer otros nuevos y empezarán a materializarse, calculan en la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), a lo largo de esta década. De hecho, ya se están planificando iniciativas para llevar esta energía verde al norte de Europa. El corredor que conectará en 2027 Algeciras (Cádiz) con el puerto de Róterdam (Países Bajos), que será el primero de esta naturaleza entre el sur y el norte de Europa, y la iniciativa H2Med, la cual enlazará Portugal y España con Francia, conectando con un tubo submarino Barcelona y Marsella.
3º Eficiencia y ahorro energético. Era una regla en cualquier familia: no gastar lo que no se tiene y guardar para las épocas difíciles. Durante este ejercicio continuarán los planes de ahorro y de eficiencia energética. Es una concienciación que atañe tanto a la industria como al consumidor. La energía más eficiente es la que no se consume. La Unión Europea, a raíz del conflicto en Ucrania, ha fijado el objetivo de recortar un 15% el uso de gas hasta la próxima primavera. Además de las medidas básicas (no dejar, por ejemplo, los electrodomésticos en modo stand by, que consumen energía, o abrir y cerrar las ventanas en función de la luz exterior para calentar o refrigerar la vivienda), una opción son las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico. Por resumir, el ahorro será un pilar básico de la transición energética en 2023.
4º Entrada en vigor de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades. La Ley de Cambio Climático estableció en 2021 las denominadas ZBE. A partir del pasado 1 de enero, todos los municipios de más de 50.000 habitantes están obligados a contar con áreas de circulación restringida para los vehículos más contaminantes. El objetivo es mejorar la calidad del aire en el interior de los entornos urbanos.
5º Aplazar el cierre de algunas centrales nucleares, una opción. Números, capacidades, futuro. Las centrales nucleares (aportan algo menos de 7.400 MW) y las de ciclos combinados “dan potencia firme al sistema eléctrico”, describe Enric Bartlett, profesor de Derecho Público en Esade Law School. Siempre que se disponga de mayor capacidad de almacenamiento, ya sea en centrales hidroeléctricas reversibles o transformando la electricidad en hidrógeno. Algunas centrales nucleares se acercan a su ciclo de vida máximo, y la Administración tendrá que plantearse los próximos años si prolonga su funcionamiento. La idea era una “clausura” escalonada que empezaría en 2027, con el cese de actividad de la central extremeña de Almaraz para concluir, durante 2035, en Vandellós II y Trillo.
6º El impulso de la red de recarga para el coche eléctrico. España está a la cola del vehículo eléctrico en Europa. Necesitamos tecnología. Por ejemplo, una amplia red de recarga ultrarrápida. Es la imagen del futuro que vislumbra Marta Sánchez Álvarez, socia de EY. “Por eso, España y la Unión Europea seguirán destinando fondos y ayudas para favorecer el despliegue de la infraestructura de recarga y la rotación del parque móvil de vehículos hacia los eléctricos”, prevé.
7º Soplan buenos vientos para la eólica ‘offshore’ y ‘onshore’. La tecnología offshore flotante debería ser una realidad en las costas españolas este 2023. “Es una oportunidad de país, por la creación de nuevos empleos y, también, debido a las sinergias con otras actividades industriales, como la naval o la portuaria”, analiza un portavoz de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Resulta urgente aprobar los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) y convocar la primera subasta a mitad de 2023. El camino está trazado. España es, acorde con este organismo, la quinta potencia a nivel mundial en energía onshore. En 2021 aportó a nuestro sistema energético el 23% de la demanda.
8º Reflejos dorados sobre las placas solares. “Este año se afianzará”, narra la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), “una regulación adecuada para el almacenamiento”. Algo esencial si queremos gestionar mejor el balance entre oferta y demanda. Todas las plantas que se diseñen llevarán aparejadas una instalación de almacenamiento. Siguiendo los datos de 2021 de Red Eléctrica Española (REE), la potencia solar fotovoltaica instalada aumentó un 28,8%, incorporando más de 3.300 MW al parque de generación nacional. Para seguir impulsando esta tecnología, en la que España parte con ventaja por sus condiciones climáticas, será necesario agilizar la concesión de permisos que aún están pendientes de aprobación administrativa.
9º El avance de los biocombustibles sostenibles. La bioenergía es una forma de energía renovable cuya materia prima son desechos de origen orgánico. En la Unión Europa, la bioenergía comprende la biomasa, fuente de energía renovable derivada de materia orgánica, los biocombustibles producidos de un modo sostenible, y que proporcionan una alternativa renovable a los combustibles convencionales, el biometano (gas natural renovable) y el biogás (gas renovable compuesto principalmente por una mezcla de metano y CO2), cuya producción se está tratando de escalar como parte del plan RePowerEU.
En 2021, según Goldman Sachs, la biomasa acaparaba el 10% de la demanda mundial de energías renovables. Ésta se utiliza ya para producir “energía moderna”. Entre los biocombustibles sostenibles destacan, por su importancia, el biodiesel, el más sostenible es el fabricado a partir de aceites usados y grasas, y el combustible de aviación sostenible (SAF por sus siglas en inglés, Sustainable Aviation Fuel), elaborado usando diversas materias orgánicas residuales. Por su parte, “el biometano es una alternativa al gas natural fósil, ya que se basa en el metano (CH4), renovable, obtenido a partir materias orgánicas residuales. Y al ser la misma molécula puede ser almacenado, distribuido, usado y transportado igual que el gas natural”, indica Marta Sánchez.
10º El eterno retorno de la economía circular. La economía circular reside en el centro de cualquier estrategia. Se halla detrás de todo aquello que se apellide renovable. Es la vía imprescindible, no hay otra, para alcanzar unas emisiones netas de carbono cero. Existe una relación directa entre esta circularidad y los biocombustibles. Supone aprovechar todo el ciclo de vida, por ejemplo, de los residuos vegetales, aceites usados o de ese alimento y de la grasa que se desecha. El concepto resulta intuitivo. Por resumir, la circularidad de la economía comprende todo el ciclo de esa vida, y que las materias residuales se conviertan de nuevo en materias primas.
En febrero pasado, la Administración ya estableció la Estrategia Española de Economía Circular (EECC). Tiene varios objetivos, que este año seguirán su camino hasta llegar a 2030. “Quizá el más ambicioso sea reducir un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB (Producto Interior Bruto), tomando como referencia 2010”, zanja Arturo Rojas, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
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