Cuando cualquiera explica cómo ha conseguido que una de sus ideas se haga realidad, rara vez se olvida de utilizar conceptos como ‘ilusión’ o ‘emoción’, porque suelen ser los máximos exponentes de la fuerza que los empuja. Si estos proyectos reciben además el apoyo y la financiación de las instituciones, se le suma otro concepto muy valioso, el de “oportunidad”.
Estamos viviendo un momento clave en la transformación energética, económica y social hacia un futuro más sostenible, con grandes dinamizadores como la inversión de los fondos europeos Next Generation, que se canalizan a través de las instituciones públicas de España. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que gestiona muchos de los recursos destinados a reducir la huella de carbono, ha reunido a los protagonistas de algunos de los proyectos que ya se han hecho realidad, o que están a punto de hacerlo.
Ponfeblino – La ‘segunda vida’ verde de un eje ferroviario
En la provincia de León, existen 60 kilómetros que separan las localidades de Ponferrada y de Villablino. Hasta hace una década, las unía un eje ferroviario impulsado por el sector de la minería; hoy, esta infraestructura se está transformando en una oportunidad para impulsar la zona a través de la economía sostenible. Así nace el Consorcio del Tren Turístico Ponfeblino, que pretende convertirse en una red ferroviaria de gran valor local.
Ponfeblino está rehabilitando la vía y la maquinaria para que el conjunto pueda convertirse en un corredor ferroviario impulsado por combustibles sostenibles. “Damos una oportunidad a la zona a través de un tren singular de más de 100 años, con dos locomotoras y seis vagones que van a trasladar a 250 visitantes” afirma Mario Rivas, alcalde de Villablino. El proyecto tendrá fines turísticos, pero también industriales, según Rivas, porque asegura que el proyecto “tiene una oportunidad real para poder hacer pruebas de hidrógeno verde en locomotoras”.
Un Teatro Real cero emisiones
Este popular complejo, a punto de cumplir 175 años, preside la plaza Isabel II de Madrid y está calificado como uno de los edificios más emblemáticos de España. El Teatro Real tiene una historia enorme, tanto como el reto que ha representado reducir casi a cero la dependencia energética de sus más de 65.000 m2, declaradas como Patrimonio Histórico.
Para que su consumo energético sea “casi neutro”, según afirman, pero no se alteren los elementos que lo definen, se ha llevado a cabo un proyecto revolucionario con baldosas fotovoltaicas. Es decir, elementos que no modifican el aspecto de la cubierta del edificio y que además son capaces de captar energía del sol. Son más de 2.000 de estas peculiares placas solares, capaces de generar en total hasta 190 MWh al año, el equivalente al consumo eléctrico medio de unos 75 hogares.
El proyecto fotovoltaico es el más visible de todas las actuaciones que ha llevado a cabo el Teatro Real para poder generar casi tanta energía como la que consume. El resto de ellas están relacionadas con la eficiencia de sus equipos, para poder aclimatar un espacio que no es solo enorme, sino también de techos muy altos. “Mejoramos horarios, hicimos los equipos más eficientes, implantamos soluciones de IA…, todo para conseguir reducir un 50% el consumo”, asegura Nuria Gallego-Salvador, directora de Infraestructuras del Teatro Real.
Crevillent: el arte de encontrar energía donde no la había
La mayor comunidad energética de España no se encuentra cerca de grandes ciudades, sino en una localidad del interior de Alicante de unos 30.000 habitantes. Es el gran hito que han conseguido los vecinos de Crevillent tras el desarrollo de un proyecto de generación y distribución de energía solar que ya ha cumplido un lustro. Las instalaciones establecidas hasta ahora en este municipio abastecen ya a unos 3.000 hogares, multiplicándose por tres en aproximadamente un año gracias al apoyo institucional. El proyecto tiene como objetivo que el 100% de los hogares de la localidad alicantina pueda entrar en la comunidad energética para el año 2030, convirtiéndose en la primera ciudad autoabastecida de España.
“Este tipo de instalaciones no compite con las de mayor tamaño, pero hace que la transición energética sea sostenible también dentro de las ciudades” asegura Joaquim Mas, director General de Enercoop, la sociedad que impulsa la comunidad energética de Crevillent. De cara a los próximos años, se espera que pueda instalarse potencia fotovoltaica en suelos y tejados del núcleo urbano, “porque si el consumo es distribuido, es lógico que la generación también lo sea”, alega Mas.
Mas también reflexiona sobre la colaboración público-privada para lograr conseguir los objetivos propuestos en cualquier proyecto, poniendo en valor el concepto de “incentivo”. El portavoz de la sociedad hace una importante distinción con otras figuras de apoyo: “Un incentivo no es una subvención, es un premio a una iniciativa o a las buenas prácticas. Los incentivos son necesarios”. De esta manera, el directivo combina conceptos como “ilusión” y “emoción” con la apuesta de las Administraciones, para culminar la receta del éxito de la transición energética.