El transporte por carretera supuso en 2023 un 30% de las emisiones totales en España, por encima de sectores como la industria (22%) y el sector primario (13%).
Por ello, es esencial abordar el transporte por carretera en la descarbonización de la movilidad.
La movilidad eléctrica se perfila como la solución clave para el transporte ligero. Pese a los avances logrados en los últimos años, en España solo un 1,8% del parque de turismos es electrificado según un informe de ANFAC, por detrás de países como Noruega (28%), China (10%), Países Bajos (7,9%), o Portugal (4,2%), según ACEA (European Automobile Manufacturer’s Association).
¿Cuáles son sus ventajas?
Identificamos las principales ventajas que presenta la movilidad eléctrica frente a otras alternativas:
- Reducción de emisiones: los vehículos eléctricos son actualmente la tecnología más eficiente desde el punto de vista climático, emitiendo casi tres veces menos CO2 en todo su ciclo de vida que los de gasolina o diésel.
- Ahorro: conducir un eléctrico resulta más barato. Mientras que recorrer 100 km cuesta de media 9,17€ con gasolina y 6,89€ con diésel, con un vehículo eléctrico cargado en casa, el coste se reduce a 2,48€, un ahorro de hasta el 72%, según la información comparativa sobre el coste de los combustibles de automoción en €/100km del MITECO.
- Autonomía estratégica: el vehículo emplea electricidad que, según el mix actual, un 57% es renovable y se produce y genera en España, aumentando la independencia de terceros países y la seguridad energética nacional.
¿Cuáles son los retos pendientes y cómo podemos superarlos?
RETOS | SOLUCIONES | |
Coste inicial: Aunque el precio medio del coche eléctrico de ocasión en España se ha reducido un 12% en el último año, sigue siendo superior al de los vehículos de combustión, lo que supone una barrera para muchos consumidores: solo el 18% se plantea adquirir uno. |
Incentivos fiscales: El ahorro fiscal en España por la compra de un vehículo eléctrico en comparación a uno de gasolina es de tan sólo 3.200€, ocho veces menos que en Francia (24.400€) y diez que en Portugal (30.300€). Es necesario seguir el ejemplo de estos países y aumentar los incentivos. |
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Despliegue complejo: Según datos de ANFAC, la instalación de puntos de recarga se dilata hasta 3 años, debido a retrasos administrativos y problemas técnicos o de conexión a la red. De los 61.684 puntos instalados en España, 22% están inactivos por estos motivos. |
Tramitación ágil: Medidas como la creación de ventanillas únicas, la simplificación administrativa, o la homogeneización de los procesos entre CCAA, pueden acelerar la implantación de infraestructuras de recarga. |
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Recarga lenta: En España, el 70% de los puntos públicos tienen una potencia igual o menor a 22kW, lo que eleva el tiempo de recarga a un mínimo de 3 horas. Esto limita su utilidad para transporte pesado y en trayectos interurbanos. |
Prioridad de la alta potencia: Estableciendo para puntos ultra rápidos, priorizándolos frente a los de carga lenta, e impulsando su despliegue en zonas donde tienen baja rentabilidad (ej. zonas rurales con baja demanda). |
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Falta de visibilidad: Aún no hay una estrategia unificada a nivel nacional para el desarrollo de infraestructuras de recarga, acorde a las necesidades de cada zona geográfica. Esto dificulta el despliegue de nuevos puntos. |
Mayor planificación: A través de una estrategia para el desarrollo de infraestructura de recarga a nivel nacional e integrando en la planificación de la red eléctrica el despliegue de puntos de alta potencia. |
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Uso de baterías: La fabricación de baterías requiere materiales importados de otros países como litio o níquel, generando dependencia y elevando los costes. Además, su reciclaje es complejo y costoso. |
Infraestructura de reciclaje: Desarrollar y optimizar las tecnologías de reciclaje de baterías, mediante una mayor inversión en I+D y la creación de centros especializados, permitiría recuperar materiales críticos y reducir su importación. |