Martes, 27 de mayo de 2025
El parque automovilístico electrificado (vehículos 100% eléctricos e híbridos enchufables, tanto turismos como de dos ruedas, comerciales o industriales) progresa adecuadamente. A tenor de las matriculaciones -el indicador que mide la evolución con mayor precisión- se puede asegurar que su ritmo se ha acelerado significativamente. De hecho, el salto de ventas en el primer trimestre de este año ha sido notable, del 45,1%, hasta totalizar las 44.903 unidades.
Los datos proceden de dos patronales, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) y la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (GANVAM) que también resaltan que, en marzo, con un día hábil más que en el mismo mes del año pasado, se registró un ascenso del 62,7% lo que, cuantitativamente, arroja 18.303 nuevos vehículos electrificados en circulación.
Sin embargo, estas mismas organizaciones han advertido que la dinámica del primer tramo del ejercicio en curso podría quebrarse. Por varias razones. Aunque esencialmente, por el impulso motriz surgido de las decisiones de compra anticipada de vehículos eléctricos a lo largo del último tramo de 2024 y que se tradujo en el fuerte impulso de matriculaciones entre enero y marzo por las dudas que generaba la posible suspensión de la prórroga del Plan MOVES. Sin embargo, pese al retardo en la ampliación de esta ayuda oficial, el Gobierno la reactivó con carácter retroactivo hasta finales de este ejercicio.
Las directivas de AEDIVE y GANVAM insisten en que sería pertinente dar luz verde a nuevos estímulos a la demanda que permitan dinamizar el ritmo competitivo del mercado y acompasar con ellos las metas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que se ha impuesto el objetivo de alcanzar 5,5 millones de vehículos eléctricos en 2030.
Un futuro electrificado de bonanza económica
Para certificar su reto estratégico, España debería multiplicar por siete el volumen medio anual de matriculaciones de vehículos electrificados
Pero la directiva de AEDIVE va más allá. En un informe reciente justifica su reivindicación de que se reactiven las ayudas a este segmento productivo no solo en el aumento del parque móvil de motorización eléctrica, sino en que se configuraría un negocio, el de la industria de la movilidad, que generaría más de 11.000 millones de euros adicionales al PIB.
En sus cálculos, sus expertos incluyen los 60.000 millones de euros previstos en el denominado PNIEC -Plan Nacional Integrado de Energía y Clima- para la electrificación del mercado español y ofrecen un pronóstico alentador: la industria de la movilidad impulsaría un 1,94% anual el PIB en los próximos cinco años. Aunque tampoco esconden un desafío mayúsculo.
Además de cuidados intensivos hacia una estrategia de movilidad sostenible que se erija en el motor de la dinamización tecnológica, industrial y verde en el mercado interior europeo. Un gran reto. Entre otras razones, porque la estrategia de movilidad sostenible requiere de constantes palancas de dinamización tecnológica, industrial y verde que exige la alineación de iniciativas, recursos y programas nacionales con las novedades y cambios legislativos y operativos de la Agenda Verde Europea. Con objeto de alcanzar los 5,5 millones de matriculaciones de vehículos eléctricos en 2030 en la cuarta economía del euro.
Europa necesita guardarraíles de competitividad
Sin embargo, como todo reto estratégico, la hoja de ruta para su despliegue exige guardarraíles de protección oficial. Como todo cambio de paradigma económico que se precie. Por un lado, en su desafío de impulsar las energías renovables, la canalización de las inversiones ‘críticas’ en la reconversión industrial verde, el reforzamiento de cadenas de valor o el fomento de sectores de movilidad generadores de riqueza y empleo. Y, por otro, para impulsar la propensión a la elección del coche eléctrico.
Las matriculaciones de coches nuevos en Europa aumentaron un 0,9%, hasta los 13 millones de unidades, con respecto al año anterior, tras un repunte en diciembre, dice la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Mientras las ventas de vehículos totalmente eléctricos cayeron un 1,3% tras la supresión de subsidios en socios como Alemania, lo que redujo su cuota de mercado al 15%.
Las marcas automovilísticas europeas se aprestan a transitar por un 2025 tortuoso con la subida arancelaria al sector decretada por la administración Trump, con criterios de emisiones estrictos y con receso de demanda y tras registrar un 2024 con descenso de ventas en China, el mayor de los mercados eléctricos del mundo. Todo ello ha creado una “tormenta perfecta” a juicio de UBS.
Patrick Hummel escribe en una de sus notas a inversores que el retorno de los estímulos fiscales a Europa es una reivindicación “sensata” del sector. “Las ventas de híbridos enchufables son cada vez más intensas por el deseo de los consumidores de combinar batería con la combustión para ganar autonomía”, explican analistas. Una práctica que también se extiende a EEUU.
Mientras, aumenta el atractivo por el vehículo eléctrico chino, por el binomio de alta calidad y bajos precios en los mercados occidentales. Si bien su competitividad llega también del sudeste asiático. Países como Tailandia, Indonesia y Vietnam han fomentado su producción y el consumo de vehículos eléctricos. En el primero, su programa EV 3.0, introducido en 2022, subvencionan sus compras con ayudas directas por valor de 150.000 bats (4.500 dólares) por coche con ventajas fiscales, mientras en el segundo ha incentivado inversiones a sus firmas automovilísticas y mineras para la extracción de minerales críticos imprescindibles en la fabricación de baterías y el tercero ha realizado una apuesta decidida por VinFast, su líder en la industria del sector.
Una hoja de ruta marcada por la resiliencia
En S&P Global Mobility admiten que en este ejercicio la industria automotriz se verá influenciada por “una compleja interacción de desafíos y oportunidades” que requerirá a sus compañías “una hoja de ruta resiliente e innovadora”. En opinión de sus expertos, las posibles interrupciones en las cadenas de valor y suministro, la escasez de mano de obra o los problemas de cumplimiento normativo conforman el elenco de preocupaciones, mientras que la propulsión continua hacia la movilidad eléctrica, los vehículos conectados o las tecnologías de conducción autónoma son sus retos de dinamismo inmediatos.
“Los proveedores que prioricen la resiliencia, la agilidad y la innovación, a la vez que invierten en el desarrollo de la fuerza laboral y la sostenibilidad, probablemente se convertirán en líderes en la siguiente fase de la revolución automotriz”, precisa S&P Global. Para tal propósito, resulta esencial fomentar “alianzas estratégicas y adoptar avances tecnológicos para posicionar con una mayor probabilidad de éxito su capacidad logística en cada mercado” y lograr, así, catálogos de ventas más dinámico y competitivo.
En parecidos términos se manifiesta AEDIVE al valorar el quinquenio español hasta 2030 porque la electrificación de su economía haría de la cuarta potencia del euro un modelo productivo más competitivo -con precios de energía más estables- más sostenible -al rentabilizar las inversiones verdes- y más industrial, por impulsar manufacturas emergentes, de alto valor añadido, elevada productividad y con una intensa capacidad tractora de empleo.
En un momento determinante para que Europa coja el tren del repunte de la competitividad que dirigen EE. UU. y China, tal y como apunta el informe Draghi, y justifica, en el ámbito del coche eléctrico, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuyos expertos aseguran que China, EEUU y Europa acapararon en 2023 y 2024 el 95% de las ventas de VE en todo el mundo. El pasado año con 17,1 millones de nuevos vehículos eléctricos en circulación.
Una de las iniciativas que mejor estimulan la adquisición de VE en el mundo y, por supuesto, en España, es la proliferación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), que fomenta la Ley para el Cambio Climático, que van en aumento en las grandes capitales del país, pero que están aún pendientes de implementarse en algunas ciudades de más de 50.000 habitantes.
En 2025, estas zonas que exigen distintivos municipales darán un paso crucial hacia una movilidad más sostenible. Aunque las restricciones iniciales pueden resultar desafiantes, estas áreas se consolidarán como una herramienta clave para mejorar la calidad del aire en España, sostienen en asociaciones como Somos Eléctricos.
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